domingo, 25 de diciembre de 2011

Fum, Fum, Fum...

Deixar-se emportar, anar empassant tota la merda que ens ve i ens vindrà a sobra. I què fer? Protestar, protestar i protestar. Però arriba un punt en que tots els teus reclams i anhels comencen a esbaïr-se. Tot t'incomoda, et molesta. I aleshores, et fons en el teu dia a dia. En les teves històries egoïstes, per què a vegades, ser així és l'únic camí per suavitzar la impotència de la teva lluita.

Enmig d'aquest mar pesat i cínic que és el nadal, un pensa que és més feliç si passeja pels carrers plens de llumetes i amb aparadors plens de llums per a no pensar. Però la realitat més dura i poruga arriba el dia 1 de gener. Amb més gent al carrer, sense casa, amb menys drets universals, amb un sou de merda, amb els preus alts. I amb els teus mals de caps diaris; uns sentiments que no gosses expressar, el sexe, l'apreci, l'amistat.

La vida, al cap i a la fi, són una sèrie de mal de caps, però que et fan sentir viu i els estimes.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Aire


Tus sentimientos se esparcen y disuelven en miles de destellos por todo tu alrededor. Ha sucedido lo que andabas tiempo evitando: caer en esa amalgama extraña y ambigua, que poco a poco te absorbe hacia dentro. ¿Qué por qué no quería? Porque es cuando menos libre se siente uno, porque no actúa bajo sus directrices sino bajo las que éste sentimiento te lleva,  de forma locuaz e impulsiva y te arrastra. No es algo malo, pero simplemente de tanto cerrar puertas he entrado sin querer en el gran hall. Es el comienzo del todo y de la nada. Algo que nos une pero que a la vez, nos separa.  

jueves, 10 de noviembre de 2011

Nostalgia

La nostalgia o la añoranza siempre se ha relacionado (o casi siempre) con la tristeza. Con el sentimiento de pena o melancolía que siente una persona al recordar una vivencia pasada, una persona o simplemente, algo que ha dejado atrás pero que su rastro sigue latente.

Para mi no es solo tristeza, es recordar, mientras se me eriza el bello y el lagrimal enciende el intermitente,  momentos en los que he sido tan feliz que realmente me produce un destello de confusión  pensar que no los volveré a repetir.

Sigo con el imperativo de que sentir dolor, añoranza, tristeza, alegría o cualquier sentimiento, siempre es símbolo de estar vivo, de que no te hundes en la espuma de los días y te dejas llevar por el pesimismo, la crudeza y insensatez de un mundo que se está carcomiendo a él mismo.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Estética Musical


“¡Qué cosa sublime no es la música, tan sublime como profundo e inescrutable es su misterio! ¿No vive acaso en el espíritu mismo del hombre? […] ¿No lo colma de dulcísimas imágenes oníricas, arrastrándolo a una vida diferente, luminosa, ultraterrena, donde el hombre encuentra refugio de las deprimentes penas de este mundo? […] Sí: una fuerza divina lo invade entonces. Y quien se abandona con infantil pureza de sentimientos a las solicitudes de la fantasía, aprende a hablar el lenguaje del romántico, mundo sin explorar de los espíritus, y evoca inconscientemente (como el aprendiz de brujo cuando lee en voz alta en el libro mágico del maestro) hileras de ángeles y de demonios maravillosos, que se mueven alrededor del mundo como aéreos séquitos de danzantes, suscitando una palpitación de infinita nostalgia que nadie alcanza a percibir”.

E.T.A HOFFMAN (1766-1822)

¿Y para mí?







viernes, 28 de octubre de 2011

Humo

Llevaba demasiado tiempo sin sentirme así. Ya lo echaba de menos. Sentirse una maldita montaña rusa, pensar que puedes quedarte colgada en cualquier curva, en cualquier desliz y zas! Se acabó lo que se daba. 


Puede parecer que me guste el sufrimiento, pero a veces, es una forma de darte cuenta que estás realmente viva, que puedes darte cuenta de todos los alfileres que te clava poquito a poco la vida y esgrimir en un pequeños suspiros tu dolor a la vez que sonríes de una manera alborozada, casi sin darte cuenta. Esta sensación me ha acompañado desde hace años y uno le coge cariño a sus imperfecciones y a sus congojas. 



¿Qué contrariedad, verdad? That's life.


sábado, 1 de octubre de 2011

A punto de abandonar suelo irlandés


Siempre es triste marcharse de los sitios. Pero lo es más aún cuando tienes que vaciar todo aquello que habías ocupado tú. Es desolador ver como aquel espacio que ha sido tuyo durante tres semanas ahora vuelve a ser anodino, indiferente. Respiras hondo y con una sonrisa lacónica tratas de ser fuerte y no dejarte llevar por el momento. Entonces, al ver ese vacío, te das cuenta de cómo el sentido de la libertad, el encuentro con uno mismo y la generosidad anulan todo lo demás.


Es el momento de pensar en el éxtasis de la felicidad y cogerlo con mucho apremio, no sea que tarde en volver aparecer. 


La canción con la que despedíamos Dublín en el taxi. 

domingo, 18 de septiembre de 2011

Coming in from the Cold


Una ciudad donde sus calles frías y su susurro helado se te meten en las entrañas y te obligan a entrar siempre a algún lugar. Es en el interior de los pubs de Dublín donde se halla el calor de la ciudad, el hervor y la intensidad de la ciudad del viento y la lluvia. El sonido de una acústica o una eléctrica hacen vibrar el frío vaho que penetra en los ventanales. Y día tras días, te das cuenta que esta ciudad te abraza con cada lugar nuevo que conoces, te hipnotiza con su arquitectura y te magnetiza con el cálido ambiente dentro de los locales.


lunes, 12 de septiembre de 2011

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Que difícils som les persones. Som realment incomprensibles.  Som una estúpida caixa de sorpreses, mai tindràs res del tot cert. És sorprenent com passes d’una alegria desmesurada a una tristesa que ensorra tots els teus anhels. I què difícil és entendre allò que se’n diu l’amor i la passió, per què fins i tot les coses més pures, més reals, desapareixen de cop, deixen d’existir. I no hi ha marxa enrere. Amb la incertesa enguixada al cor, amb un peu a l’abisme i l’altre a l’esperança.


Des de Dublín.  







miércoles, 31 de agosto de 2011

Crítica literaria "El extranjero" (Albert Camus)


Cuando la indiferencia se mezcla con la desdicha

La obra El extranjero es la primera escrita por Albert Camus (1913-1960) en 1942. Su obra, caracterizada por un estilo vigoroso y conciso, refleja la philosophie de l'absurde, la sensación de alienación y desencanto junto a la afirmación de las cualidades positivas de la dignidad y la fraternidad humana. La obra de Camus, muestra una guía moral e intelectual de una generación llegada a la madurez rodeada de ruinas, frustración y desencanto de una Europa de posguerra.

El extranjero de Albert Camus trata sobre la vida de un hombre vacío, sin valores, con el corazón de cartón. Todo gira a su alrededor con una amplia escala cromática, mientras él, se siente fuera de toda esa espiral porque la encuentra absurda. El anuncio de la muerte de su madre le hace partir hacia el asilo de ancianos en el que se encontraba y acudir a su entierro. No llora, no siente nada, todo es un mero trámite, como la vida misma. Al volver a su ciudad, Argel, pasa el día con Marie e incluso mantienen sexo, como si nada hubiera ocurrido, haciendo así su existencia aún más ruin. Una serie de acontecimientos le hacen cometer un crimen del que más adelante será enjuiciado y condenado. De nuevo, la muerte se le presenta como un mero pasatiempo. En el juicio y en su posterior condena se suman una serie de argumentos inútiles y superfluos, como la vida misma del protagonista, hasta llegar el punto en que su propia vida, acaba siendo la razón de su ejecución.

El libro parte de una base descriptiva muy correcta y amena, escrita en primera persona por el protagonista, Meursault. Una narración que te hace sentir su odio y repugnancia hacia las personas, a todo lo que gira a su alrededor. Empieza siendo floja e incluso, demasiado trivial, pero como la mayoría de veces sucede, al llegar al final encuentras el clímax: el momento antes de su ejecución. Inclusive, momentos antes de ser ejecutado en la guillotina el protagonista sigue mostrándose impasible ante tal desdicha. Es en ese momento donde florece la narración más profunda y muestra algún tipo de sentimiento: el miedo. Un recelo a la muerte que todo humano deberá sentir ante la inminencia de su fin. De esta manera, es este vuelco narrativo lo que verdaderamente subleva el libro.

El extranjero no es una historia cerrada. Tiene múltiples lecturas, como la mayoría de libros, pero en este caso, la efeméride del libro no es su condena, sino cómo siente la desdicha el protagonista, cómo hasta el final no deja entrever algún tipo de sentimiento. Aún así, ruin. Meursault, un personaje creado en los albores de los años 40 puede ser impecablemente transportado a la sociedad actual, al día a día de muchas personas que viven colgadas de un hilo, más muertas que vivas, pues se les ha disecado el torrente de valores, sentimientos y anhelos. Se trata del retrato de un hombre que se siente un “extranjero” en su propia vida. 

viernes, 12 de agosto de 2011

El Tratado de Ottawa y su endeble prohibición de las minas antipersonales


El pasado 4 abril de abril se celebró el Día Internacional para la sensibilización contra las minas antipersonal. A día de hoy, se ha confirmado el uso de minas antipersonal por parte de grupos armados no estatales en seis países: Afganistán, Colombia, India, Myanmar, Pakistán y Yemen. El número de países productores suman doce, entre los que destacan Estados Unidos, China, Rusia, Israel y Pakistán.

Las minas antipersonales están prohibidas internacionalmente desde el año 1997 gracias al Tratado de Ottawa. Un tratado que en el 2011 forman parte 156 países en contra de 39 que no lo son, entre ellos, los principales productores de minas. En las negociaciones gubernamentales relacionadas con el Tratado de Ottawa estuvieron presentes el CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) y las ONG de la ICBL (International Campaign to Ban Landmines, constituida en 1992). ¿Tiene cabida hoy día un tratado elaborado hace más de catorce años para la erradicación del uso de minas? 

La pregunta no puede responderse sin saber antes qué puntos flaquean del Tratado de Otawa. Por primera vez, un instrumento legal prohíbe completamente un tipo de armas y garantiza la destrucción de las almacenadas. Asimismo, ofrece unos mecanismos de control del cumplimiento del tratado, como medidas facilitación y clarificación de procedimientos para su desempeño. Compromete una asistencia al desminado y a las víctimas. A su vez, la firma de la Convención no permite ninguna reserva, es decir, todos los Estados firmantes deben acogerse en su totalidad. Sin embargo, el mismo Tratado presenta varias lagunas. No prohíbe las minas contracarro, aunque sus efectos sean muy similares a las antipersonal. El Tratado enfatiza la transparencia y la construcción de relaciones de confianza entre los Estados Parte, pero no crea mecanismos que permitan a los Estados realizar misiones de verificación para comprobar el cumplimiento de las obligaciones del acuerdo. Además, el Tratado margina por completo la cuestión de cómo puede cumplir con sus obligaciones un Estado Parte cuándo es víctima de un conflicto interno en partes del territorio que no controla. Tres cuestiones que no han sido reparadas tras catorce años de Tratado y que han perjudicado considerablemente en el esfuerzo por alcanzar sus objetivos.

En el año 2011, el 80 % de las naciones del mundo se han sumado al Tratado, pero ningún estado se ha unido desde el 2007. Según el informe de The Monitor del año 2010-2011, sobre el uso de minas antipersonales, no ha habido necesidad de que los Estados Parte del Tratado sean invocados de las disposiciones del propio Tratado para aclarar su cumplimiento. No obstante, Turquía, Estado miembro desde el año 2003, está siendo objeto de una investigación judicial porque sus fuerzas armadas usaron minas antipersonal en el año 2009. La debilidad del Tratado también queda reflejada en el hecho que menos del 40 % de los estados han promulgado leyes nacionales para aplicar el Tratado desde su firma.

La comunidad internacional debe hacer frente a dos grandes retos: universalizar la prohibición de las minas e incrementar los esfuerzos para combatir la contaminación causada por esta arma, incluso desde la identificación, señalización y limpieza de los campos minados hasta la sensibilización sobre el peligro de las minas. No obstante, resulta difícil preguntarse cuál será el valor de un acuerdo de prohibición total si los países clave en la producción y uso siguen sin firmarlo. 

Afganistán y las minas antipersonal, más que una aniquilación humana


Afganistán es uno de los países con mayor número de minas antipersonal del mundo. Desde la llegada de las fuerzas soviéticas en 1979, se han implantado sistemáticamente en todo el territorio. Tras el derrocamiento del régimen talibán a partir de la intervención estadounidense en el país y su asociación con la Alianza del Norte, Afganistán se encuentra en un contexto político confuso, complejo e inseguro. El principal motivo de esta falta de seguridad se encuentra en el hecho que Afganistán haya sufrido durante más de dos décadas una guerra.  A día de hoy, puede justificarse el uso de minas por parte de los talibanes para forzar bajas en los miembros de  la OTAN. En Afganistán, según el Programa de Acción de Minas en Afganistán (MAPA), se estima que aproximadamente el 15 % de la población, es decir, aproximadamente cuatro millones de personas,  vive en una de las dos mil comunidades en las que se encuentran minas. Un área aproximada de 700 millones de metros cuadrados.

El uso de minas antipersonal añade otro basto problema para el desarrollo del país durante y después de la guerra: no sólo una crisis humanitaria sino un gran obstáculo para el progreso social y económico del país. De acuerdo con la experiencia sobre el terreno de la Organización Mundial de la Salud, la UNICEF y la Cruz Roja América, se calcula que el coste de rehabilitación completa de una víctima de mina es de unos 9.000 dólares. Esta cifra incluye los diferentes tipos de asistencia que requiere una víctima, que son diversos y muy complejos: primeros auxilios, cirugía y cuidados posoperativos, prótesis, muletas y sillas de ruedas, rehabilitación física, asistencia a otros daños como ceguera y sordera, apoyo psicológico para combatir el estigma social de ser un discapacitado y la formación en un oficio para reintegrar a la víctima en la economía productiva. Pero el gasto para el desarrollo del país es aún mayor.  Durante un conflicto, las minas se colocan en infraestructuras estratégicas para el desarrollo económico y social de un país, como carreteras y puentes, plantas eléctricas, fábricas, centros de abastecimiento de agua o campos de cultivo.

Cuando terminan los enfrentamientos, la presencia de minas dificulta el acceso a dichas infraestructuras para repararlas o mantenerlas en funcionamiento. Como consecuencia, el abastecimiento de electricidad y especialmente el de agua son irregulares, se paraliza el funcionamiento de las fábricas y la producción agrícola, necesarias para satisfacer las necesidades de la población, el transporte de bienes y alimentos se ve obstaculizado, se produce un aumento del desempleo y un incremento de los precios debido a la escasez de productos. En una sociedad como Afganistán, donde la mayor parte de la población (el 90 %) trabaja en este sector, los agricultores ya no se atreven a adentrarse en las zonas de cultivo, acarreando así una desdeñable situación económica.

El uso de minas antipersonal en un conflicto, supone siempre hacer pagar a la población, por lo menos, dos veces el precio de la guerra. En Afganistán, se está haciendo frente a una múltiple devastación dada su situación de conflicto permanente, agravando su  dependencia a la ayuda humanitaria y financiera internacionales. Ayuda que puede prolongarse durante décadas.

Las minas antipersonal en Libia como seguro de guerra


Human Rights Watch ha confirmado que las fuerzas de Muammar Gaddafi han establecido minas antipersonal y anti-vehículo en el actual conflicto con la alianza Internacional. Las minas fueron descubiertas el 28 de marzo, dos días después que las fuerzas del coronel Gaddafi se retirasen de la zona,  cuando un camión explotó al pasar por encima de dos minas antipersonal que detonaron en las afueras de  Ajdabiya. El número de minas antipersonales y anti-vehículo encontradas son alrededor de 50.

Las minas antipersonales están prohibidas internacionalmente desde el año 1997 mediante un acuerdo, el Tratado de Ottawa. Está firmado por 133 países y 39 están fuera del tratado. Precisamente, Libia y Estados Unidos son algunos de los países que no forman parte del tratado, como también lo son China, India y Rusia. ¿Quiénes son los principales vendedores y exportadores de minas antipersonal hoy día? De forma reiterada nos encontramos a Estados Unidos, India, Rusia y China. También forma parte de la lista de vendedores Corea del Norte, Corea del Sur, Cuba, Egipto, Irán, Irak, Birmania, Nepal, Pakistán, Singapur y Vietnam.

Las principales explicaciones para el uso de las bombas antipersonales se hallan en el bajo coste y la eficacia a corto y largo plazo. El precio es variable y oscila entre 1,50 euros las más baratas y 180 euros las más caras. Son fáciles de colocar y atomizan a los soldados del ejército enemigo y a civiles. Si no son erradicadas al completo, pueden estar activas durante más de cincuenta años.

Las minas antipersonales aseguran un conflicto a largo plazo y silencioso. La guerra del Vietnam (1964-1975) fue una guerra de guerrillas entre Vietnam del Sur y Vietnam del Norte, no a campo abierto como fueron las guerras mundiales. El papel de Estados Unidos se fue complicando en Vietnam y justificaron el uso de minas antipersonal para sitiar a los poblados del Vietcong y para proteger las posiciones estadounidenses. La confrontación se hallaba entre un ejército pequeño en relación a un gigante armamentístico, como lo era Estados Unidos. Ahora, en Libia, el ejército de Gaddafi se enfrenta a una oposición internacional. Es un David contra un Goliat. Parece probable que el uso de minas antipersonal en Libia sea justificado como estrategia para intentar ganar una guerra a largo plazo. Cuando las fuerzas internacionales dejen de intervenir, quedará un arma de guerra invisible, eficaz y duradera para acabar con la población civil. La guerra en Libia no sólo se está batiendo entre las fuerzas de Gaddafi y la coalición Internacional, sino que también la está lidiando contra su población. Esta guerra interna será la más hermética, larga y dura de afrontar.

Crítica teatral "Desclassificats" (Pere Riera)



Una tímida reflexión sobre valores y ética periodística  



El joven dramaturgo Pere Riera presentó el 14 de marzo Desclassificats en La Villaroel, una obra fresca, dinámica y aparentemente, sencilla. Con una supremacía de la actuación sobre el guión, el reparto viene de la mano de tres actores consagrados, Emma Vilarasau, Abel Folk y Toni Sevilla.  En Desclassificats Pere Riera pone sobre la mesa la fina línea que separa lo personal de lo profesional, la frontera entre la ética y los abusos de poder, entre valores y periodismo.

Una reputada periodista, Silvia Utgés (Emma Vilarasau), se encuentra en un despacho presidencial a la espera de hacerle una entrevista al presidente del Gobierno, Víctor Bosch (Toni Sevilla). Una entrevista que podría comprometer al presidente, pues Silvia dispone de unas fotografías que lo inculpan de un caso de corrupción de menores, cometido antes de aceptar el cargo. La intención de Silvia Utgés de desvelar en la entrevista la corrupción del señor Presidente se tambaleará con la intervención del jefe de prensa del presidente, el señor Cáceres (Abel Folk), y sus juegos equívocos de palabras. Nos encontramos en ese momento ante un guión que era aparentemente sencillo, pero, que poco a poco se va complicando, convirtiendo lo que era un terreno firme y controlado de la periodista, en un barrizal. Como si se tratase de una entrevista de David Frost a Richard Nixon, pero con una pequeña diferencia. La reputada periodista también tiene un telón de Aquiles: su hija menor de edad es detenida por tráfico de drogas en el instituto. En ese momento, la periodista tendrá que dirimir entre su carrera profesional o bien, su reputación y el futuro de su hija. La simplicidad de la escena, una habitación presidencial decorada de forma minimalista, deja a los actores al desnudo ante el guión. Es únicamente la actuación de los tres personajes, lo que permite que la atención de los espectadores no flaquee.

Pese a que la noticia de la implicación de la hija en cuestiones de tráfico de drogas supone un giro de 180 grados, y que pretende intrigar a los espectadores, no lo consigue. Tanto la periodista como el señor Presidente tienen algo que ocultar a la sociedad, se encuentran entre la espada y la pared. En ese momento, copan el protagonismo la escala de valores personales y  profesionales, se cuestionan los límites a los que puede llegar el poder. Pero no va más allá. La actitud por la que se deja llevar Silvia Utgés no supone una sorpresa. Un final vaticinado y fácil de descifrar para unos espectadores que esperaban más de una historia que se antojaba primero simple y después, más compleja. No obstante, la obra consigue hacernos reflexionar, de forma tímida, sobre la ética personal y profesional, sobre qué poner por delante ante semejante situación. Un final, que pese a ser esperado, hace encararnos a nosotros mismos y cuestionarnos qué opción secundar, qué camino seguir. En Desclassificats, pese a que graviten varios asuntos, la principal reflexión se nutre de la relación incondicional entre ética y periodismo, entre poder, fuentes y  medios de comunicación. 




Título original:      Desclassificats
Autor y director:  Pere Riera

Intérpretes:          Emma Vilarasau (Silvia Utgés), 
Abel Folk (Cáceres), Toni Sevilla (Víctor Bosch)
Sala:                    La Villarroel

miércoles, 10 de agosto de 2011

La ira en llamas

La otra cara del Reino Unido está chupando todas las cámaras de los informativos, tanto nacionales como internacionales. Tras años de anonimato e invisibilidad ahora son los protagonistas. No han bastado sus concentraciones anteriores, sus tiempos muertos reivindicando un futuro mejor, un aliciente para su mediocre existencia. Todo este colectivo, ahora convertidos en meros "delincuentes" han conseguido estar en el punto de mira de un país caracterizado por tener un temperamento frío como el hielo, incluso hierático. Se ha destapado la fiera, podríamos decir. ¿Sus razones?

Los medios de comunicación se esfuerzan por no dejar entrever sus causas. Se especula que el germen del vandalismo ha sido la muerte de un joven de 29 años a manos de la policía sin una justificación clara. La violencia nunca puede ser justificada, en este sentido, el fin no justifica los medios. El colectivo de jóvenes que está destrozando las ciudades emblemáticas del Reino Unido es un conjunto de personas cuya situación es más que precaria, pues desde pequeños les han hecho aprender la lección: su vida será un fracaso, ausente de posibilidades laborales y educativas; como alternativa, podrán dedicarse al pillaje y al vandalismo. Esta es la punta del iceberg que mueve los hilos de su consciencia y por ende, de sus actuaciones. Reitero que la violencia nunca será el camino para conseguir cualquier cosa y además, está siendo desmesurada. Pero si no hubieran acudido a ella ¿cómo abrían llamado la atención? Ahora no se ven imágenes del Londres moderno, de los ingleses educados y bien vestidos, se ve la cara de la pobreza escondida a machamartillo. 

Considero que es de primer orden que los medios de comunicación difundan el por qué de estas actuaciones,  pero como era de esperar, no está siendo así. Por que detrás de cada edificio quemado hay muchas esperanzas muertas y un largo letargo de frustraciones del que nunca saldrá esa comunidad. Pese no hacerlo de la forma correcta, han conseguido inmovilizar un país. ¿No recuerda esto a la vaga de controladores? ¿Cuáles eran sus razones? No interesaba explicar sus causas, solo las consecuencias. No lo hicieron de la forma correcta, pero consiguieron paralizar todo un país. 


Artículo de Vice:
Reportaje fotográfico de The Big Picture:

http://www.boston.com/bigpicture/2011/08/london_riots_update.html



viernes, 22 de julio de 2011

Una lucha con el corazón afligido



Puede resultar extraño o incluso molesto que haya obviado en este Blog todo el conjunto de acontecimientos heroicos de estos últimos meses. Incluso, el no escribir sobre ello me hace pensar que he sido egoísta en no usar las palabras como inyección para mi indignación, pero es que ha estas alturas, uno está tanto hasta los cojones, que ni escribir le hace inmune a sentirse un engañado.

Estamos destinados a formar parte de esta gran treta política por tierra y aire. ¿Sí, seguro? No jodamos, no voy a resignarme a escribir estas palabras y así, quedar libre toda culpa. Se ha podido ver desde el inicio de toda este nuevo "movimiento social" incubado el 15M, que el pueblo no está dormido, se ha quitado las musarañas y las ha cambiado por acciones. Se acabó la España de la pandereta y el botellón, las plazas se llenaron de jóvenes, adultos y ancianos que desafiaban cualquier etiqueta política, pues no contemplaban la existencia de fronteras ideológicas. Se acabaron las acampadas, pero no la lucha de la sociedad. Una retirada a tiempo siempre será una gran victoria.

Pero abandonemos el discursillo laxo sobre el 15M y centrémonos en el ahora. La indignación sigue, se están llevando a cabo acciones más cerradas en tiempo y espacio y están teniendo éxito. Este fin de semana se concentra la marcha indignada en Madrid. Por mucho que se niegue o se le de poca importancia, algo se sigue moviendo en el sueño español, en la calle: la consciencia social. 

No obstante, resulta una tarea ardua empaparse de tanto optimismo y mirar con ojos de visionario todo lo que a nuestro alrededor está sucediendo. Hay otra realidad aún más jodida y que te carcome paulativamente la ilusión.  El fascismo encubierto al que continuamos sometidos, que cuenta con armas muy sutiles para no ser desenmascarado. ¿Por qué se ha expedientado a las personas implicadas en el 15M? ¿Por qué no hay libertad de expresión? ¿Por qué se han pinchado teléfonos móviles? ¿Por qué no tiene nada que ver la teoría política con la práctica? ¿Qué coño estáis haciendo con nosotros?




miércoles, 23 de marzo de 2011

La extraña sensación de sentirte vivo


Odio acabarme los libros. Es una sensación tan extraña. 

Apuras hasta la última línea tu emoción, pensando a la vez lo mucho que te entristece que a tal creación le esté llegando su hora. Uno se siente entumecido, feliz porque al fin ha alcanzado el ansiado clímax de la pieza literaria que lleva días en sus manos. Pero cuando llega te das cuenta que el verdadero orgasmo ha sido leerte el libro entero. Desde la primera página, hasta la última. Sin saber por qué quieres avanzar más y más.

Con Sunset Park me ha pasado algo curioso. Lo tomé con muchas esperanzas y rápidamente empezaron a mermar. Pero de repente, empecé a cogerles cariño a los personajes, a vivir con ellos su desesperación y sus logros. A necesitar un poco más de esa droga. Hasta cambiar mis propios hábitos de lectura y aprovechar cualquier resquicio del día para leer, sin descuidar la lectura nocturna diaria. Esa es intocable. Este libro te hace sentir de nuevo, a creer, a notar las hostias de la vida. Y a la que te descuidas, te desnuda a ti mismo.

Como el propio Auster añade en una de sus páginas, te hace sentir la extraña sensación de sentirte vivo.  Porque a mí, cuando tengo este momento de incertidumbre al acabar un libro, al sentirme feliz y abarrotada a la vez, es que ha sido un buen libro. 

Y nos acompaña: Ray LaMontagne



miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando te ahoga la impotencia

Resulta una tarea ardua ahora mismo escribir sobre Egipto. De hecho, no lo había hecho antes porque era tal la rabia que sentía sobre lo que estaba sucediendo que bloqueaba  todo mi camino a la expresión.

Y ahora, tras ver de nuevo las imágenes y  sobre lo que sucede en Egipto no me queda otra que reiterar mi impotencia ante lo que está pasando. Estamos ante algo tan bestia, que paraliza todo modo de acción.

¿Qué narices podemos hacer? ¿Cómo podemos solidarizarnos? ¿Dónde está la libertad?

Y esto nos lleva a una reflexión: hay personas que se están arriesgando la vida, literalmente, por sus derechos. Con todas estas protestas se denota el coraje, la voluntad, la valentía, la fuerza de un pueblo.




Libertad, por favor.

http://www.goear.com/listen/15bd66a/chimes-of-freedom-bob-dylan



sábado, 8 de enero de 2011

Hielo

Desolada, aturdida, enlatada en un sentimiento que no me deja ver más allá. Ni hacia delante, ni hacia atrás. Con un rumbo inerte, inmóvil, anodino. El viento golpea mi cara y mi pelo con más fuerza que nunca y yo sin darme cuenta, cuando el frío acostumbraba a hacerme sentir más viva, ahora son solo unas partículas más fuera de mi cosmos. En un chasquido de dedos todo el peso del mundo recae en mi cuerpo. Y no puedo avanzar, me he quedado petrificada ante el precipicio del abismo. Todo continua viviendo y sin embargo yo sigo aquí, contemplándolo todo, desde el subsuelo.

Y desde el subsuelo contemplo todo con ojos pequeños. Como si de una sala de proyección se tratara, veo y descubro aquello que éramos. Mientras tanto, siento como si miles de agujas se me clavasen una a una, paulatinamente, empapándome de una tristeza incondicional. Implacable. ¿Hacia dónde dirigirse?

Suena: Nantes - Beirut

viernes, 7 de enero de 2011

Ser o no ser, pertenecer o no pertenecer

No importa de donde vengas ni de quien eres, sino hacia donde vas.
¿Tan difícil es simplemente sentir, reír, soñar, reivindicar, quejarse, luchar sin tener que pertenecer a nada en concreto? Hoy en día cuesta mucho pertenecer a algo realmente, ser totalmente negro, ser totalmente blanco, gris, amarillo o violeta… O al menos me pasa a mí, tengo muchas cosas que reivindicar pero a la par me cuesta hacerlo porque todo me lleva a tener que pertenecer a un grupo. Pero, ¿Por qué? Si se quiere la libertad, ¿por qué  no se aúnan todos por un propósito dejando en segundo lugar su color, su bandera, sus intereses? Todas nuestras ideas son fruto de otro conjunto, por lo tanto, no podemos ser únicamente una cosa, una idea, un post-it, somos un cómputo de cosas difícil de definir, de situar. ¿Y por qué esta obligación radical a tener que posicionarnos en un bando? ¿De qué sirve? ¿Por qué no nos dejamos de gilipolleces y vamos todos a una? Pues porque no interesa. Me niego a pertenecer a un único bando, las separaciones tajantes no son buenas. Con ello no quiero decir que me sea indiferente pertenecer a un grupo de derechas o izquierdas, pero dentro de las izquierdas hay muchas izquierdas, y no una única. Ajá, espero que la caída no haya sido tan bestia. 
Suena: There Goes The Fear – The Doves 

The first day in the world


Con este nuevo blog quiero conseguir lo que en el primer fracasé, que los momentos de inspiración no se disuelvan en el aire, sino en el paladar de ese nuevo blog. Ahora estoy pensando, pero ¿para quién escribo? Pues para mí, para vosotros o para quien ahora mismo esté leyendo esto con un aire desinteresado o muy interesado.