viernes, 28 de octubre de 2011

Humo

Llevaba demasiado tiempo sin sentirme así. Ya lo echaba de menos. Sentirse una maldita montaña rusa, pensar que puedes quedarte colgada en cualquier curva, en cualquier desliz y zas! Se acabó lo que se daba. 


Puede parecer que me guste el sufrimiento, pero a veces, es una forma de darte cuenta que estás realmente viva, que puedes darte cuenta de todos los alfileres que te clava poquito a poco la vida y esgrimir en un pequeños suspiros tu dolor a la vez que sonríes de una manera alborozada, casi sin darte cuenta. Esta sensación me ha acompañado desde hace años y uno le coge cariño a sus imperfecciones y a sus congojas. 



¿Qué contrariedad, verdad? That's life.


sábado, 1 de octubre de 2011

A punto de abandonar suelo irlandés


Siempre es triste marcharse de los sitios. Pero lo es más aún cuando tienes que vaciar todo aquello que habías ocupado tú. Es desolador ver como aquel espacio que ha sido tuyo durante tres semanas ahora vuelve a ser anodino, indiferente. Respiras hondo y con una sonrisa lacónica tratas de ser fuerte y no dejarte llevar por el momento. Entonces, al ver ese vacío, te das cuenta de cómo el sentido de la libertad, el encuentro con uno mismo y la generosidad anulan todo lo demás.


Es el momento de pensar en el éxtasis de la felicidad y cogerlo con mucho apremio, no sea que tarde en volver aparecer. 


La canción con la que despedíamos Dublín en el taxi.