Tus sentimientos se esparcen y disuelven en
miles de destellos por todo tu alrededor. Ha sucedido lo que andabas tiempo
evitando: caer en esa amalgama extraña y ambigua, que poco a poco te absorbe hacia
dentro. ¿Qué por qué no quería? Porque es cuando menos libre se siente uno,
porque no actúa bajo sus directrices sino bajo las que éste sentimiento te lleva, de forma locuaz e impulsiva y te arrastra. No
es algo malo, pero simplemente de tanto cerrar puertas he entrado sin querer en
el gran hall. Es el comienzo del todo y de la nada. Algo que nos une pero que a
la vez, nos separa.
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