La nostalgia o la añoranza siempre se ha relacionado (o casi siempre) con la tristeza. Con el sentimiento de pena o melancolía que siente una persona al recordar una vivencia pasada, una persona o simplemente, algo que ha dejado atrás pero que su rastro sigue latente.
Para mi no es solo tristeza, es recordar, mientras se me eriza el bello y el lagrimal enciende el intermitente, momentos en los que he sido tan feliz que realmente me produce un destello de confusión pensar que no los volveré a repetir.
Sigo con el imperativo de que sentir dolor, añoranza, tristeza, alegría o cualquier sentimiento, siempre es símbolo de estar vivo, de que no te hundes en la espuma de los días y te dejas llevar por el pesimismo, la crudeza y insensatez de un mundo que se está carcomiendo a él mismo.
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