miércoles, 24 de octubre de 2012

Jirafa, uva, cielo


-Hola
-¿Hola? ¿Cómo? ¿Hay alguien ahí?
-Hola, soy tu reencarnación.
-¿Qué narices…?
-Sí. En principio tú y yo no deberíamos conocernos nunca.
-¿Qué?
-Estás en el inpass de la vida y la muerte.
-Un momento, un momento. Eres una jirafa y me estás hablando.
-Sí.
-No puede ser. Es imposible: hace unos minutos me encontraba aquí sólo, llorándole a la vida. Tumbado, con los ojos en blanco.
-Sí.
-Y ahora vienes tú y empiezas a hablar conmigo.
-Me compadezco por tu suerte. Soy tu reencarnación.
-Eso significa que estoy muerto, ¡¿no?!
-En cierto modo, llevas unos meses más muerto que vivo. Ahora estás, concretamente, con un pie dentro del fin de tu calumnia.
-Hacía tiempo que no experimentaba algo tan excitante…
-Yo también me encuentro perdida. Hoy cumplo un mes. Mi madre me ha dicho esta mañana: anda, vete a conocerte. Y así lo he hech…
-Entonces, estás ocupando dos almas…
-Déjame explicarte. Mi madre me ha explicado que todos, cuando morimos, nos reencarnamos. Renacemos en otros cuerpos. Pero el alma siempre es la misma. Envejece de una manera peculiar: una vez muerto el cuerpo, ella renace, es decir, se transforma en una nueva, sin ningún recuerdo de la vida anterior. Pero nunca se destruye. No sé cómo, ella sabía que mi antigua alma se hallaba delirando entre el cielo y la tierra hacía unos meses y que, desde hace unos días, está prácticamente abandonando su vida.
-¿Qué, qué…?
-La cuestión es que tú aún sigues  vivo, aunque tu tiempo en este suelo, empieza a agotarse.
-¿Y por qué nos hemos conocido?
-Quizás por un fallo del sistema. Somos tantos, que a veces cometen errores y se descuidan de alguien. En tu caso, te has quedado suspendido entre la vida y la muerte. Tranquilo, en cuestión de horas o incluso minutos, dejarás de existir y no recordarás nada. Pero yo sí. Siempre podré decir que me conocí en otra vida y que he surqueado dos cielos.
-¿Y si esto es solo producto de las setas que he engullido?
-Eran uvas.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque tú ya eres yo.
-¿Bueno y para que has venido ahora?
-Curiosidad. También, son tus últimos momentos. ¿Quieres compartir algo conmigo antes de desvanecerte?
-Ciertamente, llevo unos meses aniquilando paulatinamente todos mis sentimientos y recuerdos. Menos la tristeza. Estoy vacío. Lo único que resta en mí es la desdicha. Ese maldito sentimiento. Cuando me libere de ello, alcanzaré el nirvana. Estaré limpio como si….
-Como si estuvieras preparando tu alma para un nuevo ser. Como si tuvieses que dejar el contador a cero.
-Tiene su lógica. Para morir como nací. Pequeña, si encuentras a alguien como tú, sea macho o hembra, no la sueltes, aférrate a él o a ella. Porque, pese a que no me creas, somos muchos y es muy difícil encontrar a alguien con quien compartir lo más profundo que hay en ti. Y la felicidad, cuando la conozcas, la querrás compartir con alguien. Suerte.
-¿La felicidad? Buen viaje. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario