jueves, 20 de septiembre de 2012

Hola, de nuevo

Después de una temporada sin ti pensaba que tardarías más en aparecer. Estuviste tan desaparecida que te creí muerta o que habías encontrado a otra persona con la que divertirte y  jugar con esa espiral tan audaz que tanto te gustaba. Si, esa para la que yo era perfecta, encajaba. Porque siempre acababa adorando tus sollozos y angustias, creyéndote. La mayoría de veces, me dejaba llevar y me arrastrabas. Me fundía en tus movimientos, paulatinamente, y éramos una sola cosa. Y a ti te encantaba.


Incluso el grito más afilado y más hondo no sería capaz de enmudecer como me siento. Me encuentro perdida en un desasosiego constante, que me despierta en seco en medio de la noche, dejándome sin aliento y colgada en esa nada, en ese espacio infinito donde se halla el todo y a la vez, el vacío. Un sinfín de sensaciones que no avisan, simplemente aparecen. Como si me despertara dentro de un sueño en el que no hay consciencia de nada. Solo yo, allí. Los alvéolos de mis pulmones ahondan senderos extraños, delicados y que acaban por hipnotizarme. Consigo dormirme. Pero no hay de qué preocuparse, sé que volveré a encontrarte en unas horas, cuando me vuelva a sumergir en el sueño agitado, para tu deleite. Hasta mañana querida.


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