Una ciudad donde
sus calles frías y su susurro helado se te meten en las entrañas y te obligan a
entrar siempre a algún lugar. Es en el interior de los pubs de Dublín donde se
halla el calor de la ciudad, el hervor y la intensidad de la ciudad del viento y
la lluvia. El sonido de una acústica o una eléctrica hacen vibrar el frío vaho
que penetra en los ventanales. Y día tras días, te das cuenta que esta ciudad
te abraza con cada lugar nuevo que conoces, te hipnotiza con su arquitectura y
te magnetiza con el cálido ambiente dentro de los locales.
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